Marcelo Fernandez Sasso

¿Sos un líder que empodera o sin quererlo relegas a tu equipo?

¿Estás queriendo hacerlo todo?

Seguramente conozcas el dicho «solo se equivocan aquellos que hacen». Y sin duda, como líder, es esencial estar en este grupo de quienes hacen, y que también se equivocan.

Hace años, al inicio de mi carrera profesional, creía que ser un buen líder era resolver todos los problemas, tomar todas las decisiones, responder con rapidez y marcar el ritmo de trabajo con mi ejemplo. Y que, de esa manera, el equipo iba a alcanzar los objetivos que se establecían, iba a ser muy productivo y se iba a destacar (al igual que yo). Este enfoque tenía un transfondo nocivo: mis acciones giraban entorno a lo que YO hacia, y no de lo que el equipo era capaz de hacer.

Hace unos años leí un libro que le puso palabras muy concretas a las frecuentes frustraciones con las que me encontraba: «Multipliers: How the Best Leaders Make Everyone Smarter» de Liz Wiseman.

Explica cosas familiares como:
– Desconexión entre la intención y el impacto: muchos líderes caemos en la categoría de «Disminuidores Accidentales» porque, aunque las intenciones son buenas, el impacto de las acciones es negativo. Podemos estar motivados por el deseo de ser útiles, pero terminamos impidiendo el crecimiento y la autonomía del equipo, como por ejemplo:

1. El Resolvedor de problemas: siempre salta a resolver problemas por el equipo, lo que limita la oportunidad de que los miembros del equipo desarrollen sus propias habilidades
2. El Perfeccionista: que exige estándares extremadamente altos y se involucra en cada detalle, lo que puede afectar la creatividad y la autonomía del equipo
3. El Microgestor: cada aspecto del trabajo del equipo, lo que genera desmotivación y menor capacidad de los empleados para asumir responsabilidades.
4. El Líder Visionario: comparte grandes ideas y proyectos constantemente, que termina abrumando al equipo y dificultando la ejecución efectiva de las tareas.

Waserman plantea 3 soluciones:

– Fomentar una cultura de multiplicadores: es importante que los líderes trabajen para delegar responsabilidades, permitir que sus equipos cometan errores y aprendan de ellos.

– Autoconciencia y feedback: uno de los primeros pasos para superar el «disminuir» accidental es desarrollar una fuerte autoconciencia y buscar retroalimentación honesta del equipo. Esto permite al líder comprender mejor cómo sus acciones son percibidas y ajustar su enfoque para convertirse en un verdadero multiplicador.

– Fomentar la propiedad y responsabilidad: centrarse en crear un entorno donde los miembros del equipo sientan que tienen la propiedad de sus proyectos y decisiones. Aumenta la motivación, mejora la creatividad y la innovación.

💪 ¿Cuál de estos errores crees que es más común entre los líderes? ¿Cómo lo has manejado en tu experiencia? Seguime para más respuesas a los desafíos del liderazgo efectivo! 🚀

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